lunes, marzo 07, 2016

El sexto dedo

Llevo casi dos meses intentando interactuar con la gente. 
He hecho de esto mi "experimento social", cuando voy al super, a la cita con el dentista, a esperar a los niños en la escuela, cualquier lugar tranquilo donde se reunan más de dos personas me ha servido para comprobar, que estamos absolutamente desconectados como sociedad.
Y digo esto porque no he conseguido ni una mirada, mucho menos una sonrisa, incluso he tratado de coche a coche en un semáforo, y nada.
Todos los que me rodean están viendo su sexto dedo, o lo que es lo mismo... su teléfono celular. 
Es algo casi maníaco, un gigante escudo para esconder la terrible timidez que nos da hablarlos los unos a los otros. 
Antes habían temas recurrentes que uno aplicaba hasta en los momentos más incómodos, el clima, la política, o algún suceso de moda... ahora ni los grillos de fondo suenan. 
Los "temas neutros", servían al menos para medir a las personas que nos rodeaban. En una fiesta era muy fácil detectar el que quería llamar la atención, el sabelotodo, la simpática, el cuenta chistes, la experta en todo... en fin. 

Ahora dependemos de las aplicaciones que cada quien use. 

Me ha sido más fácil conocer a los padres de los amigos de mis hijos a través de grupos de whatsapp, las mámás son muy activas, están las líderes, las preocupadas, las holgazanas, las divertidas y uno que otro papá colado que siempre está desubicado y esto le causa mucha ternura a las demás. Están las madres despertador, esas madrugadoras que te llenan de ánimo y te recuerdan... hoy es #MondayMotivation, "BienvenidoMarzo", no se olviden de la cadena de oración tal... en fin... ese grupo es super variopinto... pero no conozco las caras de ninguna. Cuando voy a buscar a mis hijos, no hay manera de cruzar mirada... todas están clavadas en el sexto dedo... y hasta posteando que hay mucho tráfico y que la Mrs. no ha salido aún... pero no voltean a ver quién está a su alrededor. 

Puse todas mis esperanzas en la consulta del doctor, total, queda en Hialeah y las señoras cubanas siempre tienen tema de conversación, pero no. Para mi sorpresa, ya hasta los abuelitos entraron en la moda del pollo deshuesado. Llamo así a esa postura extraña con que la gente camina y se sienta, como si no tuvieran bien el cuello, como si necesitaran un collarín para verme y decirles... Hey! estoy aquí... soy esa mujer extraña que guardó su celular por media hora para decir: Hola. 

Fui a desayunar sola a Dennys, que es un buen punto, bien temprano, a eso de las ocho, el lugar está bastante solo y lleno de mesas con un solo ocupante. Fue una tortura. La gente ve el menú, activando el sexto dedo, fotografía la comida, postean, se ven terriblemente obligados a hablar con la mesera para decir que quieren de comer... y regresan a mover su sexto dedo nerviosamente. Fui atrevida y le pedí a un gordito simpático que comía sólo en la mesa de atras, que me cuidara mi bolsa mientras iba al baño, me respondió con un gesto de asombro... Imagínense! Lo estaba obligando por dos minutos, a erguir su cabeza! Corrí, hice del baño y regresé... me volteé para darle las gracias, sonriendo, casi sentí que estaba coqueteando para él... fui extrema... y nada, el gordito me sonrió sin verme y de su boca salió algo gutural que recuerdo como un "ujum" mientras en su mano bailaba su sexto dedo, probablemente hacía una búsqueda de "consejos para hacer nuevos amigos" o leía frases de autoayuda mientra miraba videos divertidos de gatos.

Nunca he podido conectarme con la serie de "Walking Dead" siempre he dicho que me aterran y asquean las escenas de zombies, pero después de estos dos meses, entendí qué me pasa... odio vivir entre ellos.