miércoles, noviembre 25, 2015

Oye chica, lo que pasa es que tú tienes mala suerte

La de la mala suerte. 
Así me siento ahora, me etiquetaron y puede que sea cierto.
No en todos los momentos de mi vida he sido tan poco afortunada, al contrario
creo que han pasado por mí momentos mágicos, gloriosos, inolvidables.
Pero estas horas, estos días que me toca vivir son de esos que quieres que se terminen ya
que pasen rápido, que terminen de tomar de mí el pedacito de alma que me quieren arrancar
y se la lleven.
Total, nadie se muere si le falta un pedazo.
He visto cojos, andar.
He visto tuertos, mirar.
He visto hasta lagartos sin cola correr y treparse nuevamente en un árbol.
Así que yo tengo que seguir, con mi mala suerte.
Viendo cómo saco luz de adentro para espantar la nube negra.
Viendo cómo abro más los ojos que parecen dos ventanas a medio cerrar.
Viendo cómo sonrío con todo y carcajada, pero de verdad,
no con esa mueca triste que no soporto más.
Me distraigo del trabajo por pensar en mi camino, buscando cuál fue la puerta que cerré,
la curva que no tomé, por qué me resguardé del agüacero en vez de enfrentar los rayos.
No sé si fui cobarde, tonta, cómoda o todo al mismo tiempo.
No sé si me fui de foco a propósito o con el tiempo se me venció la intuición.
Pero aquí estoy con mi mala suerte que hace eco y que me deja nada más con el cascarón
y con una espantosa desconfianza.
No eres tú, soy yo.
No... soy yo, siempre fui yo... que no me quise echar agua clara en las mañanas,
que preferí vivir nublada, y extrañamente feliz.
Te espantaré, mala suerte, pero ahora prefiero culparte, porque aún no encuentro respuestas
y prefiero todavía tu oscura compañía.

lunes, noviembre 16, 2015

Gris lluvia

Yo, no sé usar botas de lluvia
antes caminaba mucho con el pie desnudo
para sentir la arena, para sentir el césped
pero ahora me calzo.

Tampoco sé si podré atreverme nuevamente a chapotear
al final llueve, sé que llueve
pero me da miedo mojarme.

Ya no me seco tan rápido como antes
ya no doy saltos de fe
ahora espero lentamente al viento, que sople
que venga despacio, preferiblemente cálido.

Tampoco sé si podré nuevamente esperar el arcoiris
al final llueve, sé que llueve
pero me da miedo la luz.

Yo, que amo tanto los colores
y ahora me da miedo ser azul, rosa, amarilla
soy gris, gris nublada, gris lluvia.